Porque el amor y la música, pueden cambiar el mundo.

I’m back!

Después de un tiempo de pausas, donde me permití dejarme ir a donde la corriente me llevara (algo que normalmente me cuesta algo de trabajo). Honestamente este medio año ha sido un gran viaje, una fiesta y un momento donde tuve que hacer una breve pausa por haberme dejado en un lugar interesante: el punto de inicio.

Que te puedo decir, es casi la 1:00 am, estoy en extremo cansancio y en proceso de recuperar mi cuerpo y mi mente de la exigencia post funciones (y que además traigo la información lo suficientemente fresca) pero no puedo dormir sin terminar de hablar de algunos puntos que considero importantes del aprendizaje/proceso como cantante a través de una breve historia de errores que llevaron al fracaso y en consecuencia al acierto y para mi, lo que es el éxito. Traté de resumirlos en lecciones a través de canciones (que curiosamente desatan la historia), así que este post es un momento de reflexión, aprendizaje y agradecimiento a través de canciones que me han llegado por las circunstancias correctas.

  1. Sueña: en algún momento recibí una invitación a una audición (justo como la serendipia que recibí en carrera y que ya había platicado alguna vez) no sabía del proyecto, no sabía de las personas. «Se veía bonito el poster» pensé. Era un día frío y gris (de mis favoritos del momento, y que ahora prefiero los de sol) recuerdo caminar atravesando el estacionamiento rumbo a una academia que jamás había visto (y que luego me llevó a tantas oportunidades) y al entrar me di cuenta que no había mucha gente en la fila. Le llamé a mis amigos cercanos, esperando encontrar algo de apoyo pues…moral creo (ya saben que uno se pone muy nervioso en las audiciones, y este era de mis primeros proyectos por fuera de la Universidad) saber que al menos ellos ya habían pasado por ahí de daría algo de tranquilidad, y para mi sorpresa, nadie sabía de esa audición y que me encontraba sola en un nuevo viaje. Importante chavos, una vez que audicionas es porque te interesa el proyecto, porque estás un 98% seguro que dispones del tiempo y tienes un nivel de compromiso. Volviendo a mi historia, la verdad es que, yo no lo tenía. En esos momentos me encontraba en un proyecto bastante demandante de tiempo, pensaba que los tiempos no iban a empalmarse, el típico «pues quién sabe si quede, luego ya veré» que sí me sucedió; que combinado con trabajo de oficina, se torna bastante complicado. Así que malamente no pude ir a los primeros ensayos, las primeras reuniones. No entiendo todavía cómo es que me permitieron quedarme si jamás me habían visto (la peor primer impresión) y todavía más chistoso: no tenía una forma de comunicación como los seres humanos decentes porque insistía en no hacerlo (hipster). Aun así, con todo pronóstico en contra, algo dentro, muy dentro de mi luchaba por estar y a la vez luchaba por zafarse. Finalmente mi trabajo fue lo que habló por mi en esos momentos, y tuve la oportunidad de ir probando el porqué merecía estar ahí y terminarlo. Me habían comentado que por mis horarios y mi falta de compromiso mi participación sería pequeña, sin embargo decidieron darme la oportunidad de interpretar una canción (una de mis favoritas desde siempre) y fue ahí donde pude entender esa frase: «siembra en tu camino un nuevo destino y el sol brillará». Moraleja: cuando te toca… te toca, a veces ni aunque te quites o te pongas, lo que me hizo entender que no siempre lo que empieza chueco tiene que acabar mal. Siempre es un nuevo día, siempre puedes mejorar.
  2. You’ve got a friend: Por favor, no llegues a un ensayo solo a cantar. Ve a aprender, a divertirte. A hacer amigos. El profesionalismo no está peleado con la convivencia, con los chistes, con las risas. No todo es técnica, no todo es suerte tampoco. Pero cuando vayas a un lugar nuevo, pregunta, conoce, atrévete, puedes ser quien tú quieras. Es tu oportunidad de abrirte a nuevas posibilidades y cumplir sueños, además de que la energía en un espectáculo donde en su mayoría son ensambles debe estar al mismo nivel, debe notarse esa convivencia natural. Esto último sí me pasó. Durante mis primeros proyectos fuera de la Universidad trataba de darles la mayor seriedad posible porque a eso quería dedicarme. Pensaba que la perfección iba en concentrarse en ensayos y que no sería lo suficientemente profesional y de pronto perdía ese llamémosle «recato», y bueno como diría Cantinflas «ni muy muy, ni tan tan» estar en un proyecto que me pedía soltarme y convivir fue bastante complicado, pero el proceso fue tan amable y consciente de mi situación que tuvo la paciencia de esperar mi evolución. Me considero una persona complicada para contar sus verdaderos sentimientos, y me abrí en el momento en el que me sentía lista, ahora que no cambiaría algo de mi proceso, sin embargo mi deber como maestra es decirte: inténtalo, trata. No sabes de lo que te estás perdiendo.. De nuevo: «winter, spring, summer or fall» todas las estaciones las he podido vivir junto a este proyecto los últimos 5 años.
  3. Enjoy the ride: hubo una ocasión que me sentí confiada, valiente. Que podía hacerlo todo. La palabra pudiera llegar a ser «soberbia» y la vida se encargó nuevamente de ponerme en mi lugar, en darme cuenta que no podía leer una partitura, sacar canciones de oído no era una habilidad que poseía y peor todavía que tanto orgullo no tendría que no supe pedir ayuda hasta el último momento, hasta que las lágrimas me dominaron al sentir las miradas de aquellos que pensé me juzgaban cuando solo querían ayudarme. Noté entonces que aunque felicidades a mí que lo intenté por mi cuenta, en realidad no había funcionado y eso estaba bien. Jimena que normalmente dice «yo puedo» «yo lo hago» «no no necesito ayuda» lo necesitó más que nunca. Ese día que decidí pedir ayuda todo fue más sencillo y pude cumplir un sueño del que siempre estaré agradecida: tocar un instrumento en un concierto. Porque en mi cabeza solo están los maestros que me enseñaron a tocar, a interpretar, el equipo que constantemente me decía que todo estaría bien. Que me consiguieron un teclado (el mismo con el que aprendí a tocar) y que fue la primera vez en la vida que alguien más me vio hacerlo. Rétate, equivócate (para eso son los ensayos) pero siempre apóyate de tus maestros y tus compañeros. Lo mejor es la canción que tenía que tocar: enjoy the ride, ‘cause if it’s fast or slow all I really know is I’m just gonna enjoy the ride. Y así he aprendido.
  4. Brindis: en una ocasión me dieron una canción que «poco tenía que ver conmigo» pensé (ilusa) que creía que era una canción sencilla y hasta fuera de lugar. Aprendí que la belleza de las letras te recorre todo el cuerpo, que despierta emociones, recuerdos que te permiten interpretar y darle vida a las canciones. La canción era «brindis» y sin saberlo se convirtió en mi lema, en mi filosofía de vida, en reconocerla  pensar «eso es Jimena». ¿Cómo lo logré? Me dijo alguna vez Germán Rodríguez: «muy bien Jimena, ya sabemos que cantas muy bonito, ¿pero qué más hay?. Me quedé helada. ¿Qué más puedo darte? ¿cómo conectar con algo que no lo siento? pensar que es difícil, complicado. Analizándolo del lado equivocado, perdiéndome de lo bueno, no viéndolo. Así que me senté a leer la letra, lento y pausado, conectar cada verso con alguna experiencia personal con la que pudiera ligarlo. El momento fue increíblemente incómodo, maravilloso y emotivo. No podía dejar de llorar (y claro en su momento no podía pensar que estaba en el buen camino) Me sentía extremadamente vulnerable, sin defensas. No quería sentirme así en el lugar que tanto amaba y que era el escenario. No quería mostrar mi verdadero corazón, tenía miedo y no puedo explicarles cuántas veces dije que no. Que no iba a hacerlo, que estaban explotándome de la manera equivocada, que yo no quería sentir ese conflicto personal y que mucho menos así frente a todos. De verdad culpé (en secreto) a mis maestros. Hasta que empecé a bajar la guardia. Empecé a fluir, a confiar en mi. A canalizar ese enojo en amor, en transformarlo (por que claro que es posible) Me di la oportunidad de dar un salto en caída libre y perdonar. Perdonarme, perdonar a las personas que alguna vez me hicieron daño y disfrutar (porque para eso amanecí, jaja y los demás lo entenderán) Hoy sigo equivocándome, pero trato de recordar a este momento y ¿saben cuál fue mi recompensa? el aplauso más ensordecedor que he llegado a escuchar/sentir. Inesperado. Más genial que el cuarto de los aplausos de Sabrina.  Y así veo mi vida: «atrévete Jimena, dí lo que sientes, y tendrás tu recompensa».
  5. Keep holding on: Esto es clave. Es importante soltar, entender y abrazar una decisión. Durante tu viaje en los proyectos harás amistades, congeniarás con tantas personas que se volverán clave en tu vida. Pero debes recordar que nada es para siempre, y que vivir el momento, estar presente, estar ahí es lo que puedes hacer para grabarlo en tu corazón para siempre. Esto de ambos lados: el decidir dejar un proyecto, el decidir dejar pasar, el sentarte en las butacas y pensar «carajo, yo pude estar ahí» (esto sí paso). El aceptar los tiempos, las decisiones y vivir feliz con eso. Y cuando así no lo sea, corregirlo, levantarte e intentar de nuevo. El saber que hay amigos con los que compartirás más que el escenario, sino la vida. Y que así como estuvieron juntos en ese proyecto, no estarán en el siguiente. Y no es motivo de llorar o sentirse triste. Sino el pensar que cada teatro, cada recinto conserva la energía que compartiste en algún momento.

¿Pero y esto qué importa como cantantes? Claro que importa, ser inclusivo importa. Ser tolerante, amable, cariñoso, defensor, soñador y cursi importa. Se parte de algún concierto con causa, que busque no solo formar «estrellitas» sino trascender en el universo haciendo el bien a los demás, entendiendo que eres un instrumento que puede mover emociones, historias y recuerdos. Eres arte y puedes hacer un impacto fuerte en el mundo con tu talento. No dejes que nadie te diga lo contrario. Comparte, ayuda, apoya. Suma, hoy tú puedes ser el cambio.

Ahora te cuento, Más Voces, es un concierto totalmente en vivo, con un cast de más de 60 personas (entre cantantes, bailarines, músicos, producción, staff), que ensayamos casi 4 meses para presentar un espectáculo con la mejor vibra, para convencerte de que sí puedes y que tú eres lo que se necesita para que este lugar sea mejor, y lo máximo es que el costo de tu boleto es directamente a beneficio de personas con parálisis cerebral, apoyando al Instituto Nuevo Amanecer y a Más Libertad Menos Barreras.

Entrar a un proyecto con gente tan motivada, talentosa e increíble solo te hace sentir que puedes y debes regresarle algo a este mundo. Es padrísimo el correr de un lado del teatro al otro, entre el sudor, el calor, el no poder respirar tan bien gracias al combo de un teatro helado y una máquina de humo y a la vez, estar en las piernas del escenario, viendo a tus compañeros entregar el alma y el corazón en el escenario, interpretando, dando sus mejores notas, movimientos. Todavía lo es más, cuando sabes que todos están en sincronía, vibrando igual, haciéndolo con el mismo objetivo: creer que la música mueve al mundo y puede verdaderamente cambiarlo. ¿Cómo? te preguntarás. Más Voces tiene una vibra mágica e impresionante, porque buscamos darle voz a los que no pueden hablar, movimiento a quienes no pueden hacerlo con completa libertad. Por aquellos meses y ahora de por vida me convertiré en mensajero y vocero de aquellos que quieran entregar un mensaje de paz y de amor. De valentía y gozo. Por la vida, por los amigos y por la familia.

Creo que era más que acertado regresar dando las gracias a mi proyecto favorito, mi mejor escuela, mis mejores amigos. Dejando ir lo que ya fue y se quedó para siempre habitando y resonando en cada pared de ese teatro, con la esperanza de volver pronto, por más. Pero no en letargo y en pausa, sino creciendo y recogiendo la cosecha de ese trabajo.

¿Qué sigue? Pues de entrada retomar la vida, las clases de canto, los coacheos y los posts, Creo que era así como me sentía todo este tiempo, a la espera en piernas de salir al escenario, de darlo todo como veo que lo hacen los demás. Esperando mi cue. Así que últimos tips:

  • Recuerda también por los siempres de los siempres que lo que no se ensaya no sale. Ensaya sin vestuario, ensaya con el.
  • Cuenta los segundos que tienes entre cambio y cambio.
  • Reconoce el escenario, el teatro. Rutas que te pueden ayudar en momentos de crisis (esto puede ser muy muy útil).
  • Pregunta, escribe, imprime tus hojas y toma nota de lo que se está montando. Organízate (pronto hablaré de esto con más detalle).
  • Ven y canta. Sigue cantando.

 

Nos vemos en clase.

4 razones para invertir en un micrófono.

Porque nos encanta la versatilidad, hablemos hoy de otro giro musical que podemos tener los cantantes. Gigs, jams y ensayos. Hoy saldré de mi zona de confort y hablaré como cantante de algo que quizás nos sea muy temido: los micrófonos *Suena música de terror*

Mi parte favorita de un ensayo o un gig, es cuando los músicos se instalan. Me fascina ver sus estuches, cables, instrumentos, stands, partituras/ipads. De verdad, se me pone la piel chinita de ver cómo hasta en eso hay un nivel de concentración. Su vida, sus años de trabajo están en la inversión de sus equipos. Quizás el hecho de que hermanos son músicos y que uno de ellos es guitarrista, actualmente de gira, cuidadosamente vela por tener la mejor calidad de sus instrumentos para darle un súper valor agregado a su gran talento, tenga algo que ver en mi gusto por los equipos.

Por otro lado, también he descubierto que es pesado tener que cargar con tanto equipo (vaya, físicamente complicado hacer algunas vueltas a tu auto para descargar digamos, una batería, un teclado), hace un año empecé a cantar en misas y sólo cargaba con un teclado portátil (muy ligero), un stand de micro, un stand para el teclado y se me hacía complicado, llegar muchísimo antes de la hora, conectarse, probar el equipo, ósea involucrarme como músico realmente, y no que no lo fuera ya o no lo considerara de ese modo, pero contamos con el maravilloso privilegio que como cantantes tenemos la ventaja que nuestro instrumento nos acompaña 24/7, no pesa, no «necesita» (y sí lo dejo entre comillas porque en realidad requiere de otro tipo de cuidado) de estuches, conexiones, stands, etc; puede que nos haga insensibles al tema de la necesidad del equipo.

Volviendo a este momento previo a tu ensayo o concierto pudieras sentir que no hay mucho que aportar (inclusive que ésta es la parte aburrida), y lo que es peor, esperas que todo el equipo se te brinde, ¡vaya¡ ¿cuántos de nosotros no hemos llegado a un ensayo , concierto, tocada (vaya, el escenario donde vayas a presentarte) esperando a que nos den micro en mano, sonido y todo listo para decir: 1, 2, 3, probando?. Aquí es donde quisiera hacer una nueva aportación y sugerencia: Aprende a adquirir tu propio equipo

¿Equipo? Pero Jimena, acabas de decir que tú eres tu propio equipo. Sí, y también creo que es importante tener TU micro y TU cable.

STORYTIME: Razones para tener tu micrófono:

  1. Higiene. Una vez me tocó tener un micrófono lleno de lipstick. Sí, lipstick. Y la persona que me lo dió, no era mujer. Quiere decir que ese micrófono había sido usado por «N» cantidad de personas o no lo habían limpiado después de alguien más lo utilizó. O que tal cuando te toca cantar en un bar ¿Has visto cómo hay personas que literal besan/babean el micrófono? Seamos honestos, nuestro instrumento depende de nuestra boca y como dirían en la película de Nemo «la boca humana es una asquerosa cavidad». Entiendo que habrán circunstancias donde no podrás ponerte tan requisitoso con el equipo que se te brinda, sin embargo, puedes tomar tus precauciones. Algunas sugerencias pudieran ser:
    1. Toallitas desinfectantes o spray. No es una solución permantente (porque en realidad la suciedad se guarda en la esponja que está dentro de la rejilla), pero puede ayudar en caso de que tengas que cantar en un evento con equipo que no es tuyo. Venden paquetitos de toallitas o sprays tamaño de viaje, con ellos al menos puedes limpiar un poco la rejilla para mantenerlo lo más limpio posible.
    2. Comprar una rejilla de micrófono: Si trabajas en un bar o banda versátil donde ya conoces el equipo que tienen, otra solución pudiera ser comprar una rejilla de micrófono (hay de todos precios, pero una rejilla para por ejemplo un Shure SM58 cuesta al rededor de $290 pesos). Así puedes llegar con tu rejilla limpia y personal (que es la bolita de metal que protege al diafragma).
    3. Conserva tu distancia: hablando de que se te proporcione equipo, aprende a cuidarlo lo más posible. Guarda una distancia aproximada de un pulgar de tu boca hacia el micrófono.
    4. Condiciones dignas de trabajo: Hola, cantar también es un trabajo y por si no lo sabías todos tenemos derecho a laborar en un ambiente digno y con recursos suficientes para desempeñar nuestra labor (ESTO TAMBIÉN APLICA PARA CANTANTES). Para redactar esta pieza, le pedí apoyo a amigos con experiencia en el tema, y no saben el gusto que me dió el saber que en la empresa donde trabaja una muy talentosa y hermosa amiga (ella canta en una banda versátil), la empresa lava las rejillas después de cada audición o evento.
  2. Profesionalismo: Una vez me invitaron a ser parte de una buenísima banda (shout out NUUP!). Llegando el momento de los ensayos, se me indica que nos reuniremos en un lugar a cierta hora. Total, llego con tiempo y pasa lo primero que les platiqué al principio, los músicos comienzan su ritual de «setearse» y ahí estoy, esperando mi micro (sin decir nada) y de pronto voltea uno de ellos y me dice «¿trajiste tu micro?… ¿QUÉ? (pensó Jimena un tanto nerviosa) ¿Mi micro?. «No, no tengo» le respondí. Amablemente me pasó uno que tenían ahí en el estudio y me sugirió en que adquiriera uno, inclusive hasta me dijo que no eran muy caros y que tendría puntos extra si me llevaba mi micro y mi cable, porque siendo honestos los cables se manipulan tanto que pueden dañarse. Entiendo que en producciones muchísimo más profesionales podrías dar eso por hecho (y que ni tanto eh, hace poco aprendí lo que es un rider técnico y vaya que es interesante). Pero hasta que no llegue ese momento, creo que puedes invertir en tu propio equipo.
  3. Práctica: Cuando fui al Berklee Latino, uno de los requisitos para el programa era llevar tu equipo. En ese tiempo yo tenía un Shure SM58 y me fui a comprar un cable (en total mi inversión habían sido como 2000 pesos). ¿por qué? porque tendríamos ensayos y sesiones de jams donde sería importante llevar tus instrumentos, estaban preparándonos para nuestra presentación final en un escenario. Piensa que no es lo mismo practicar con un cepillo, un bote con agua. Tu micro, tiene un peso. Tiene una respuesta y un manejo. Vamos a llamarlo como una «extensión tangible de tu voz», y creo que es importante que lo conozcas. A veces vemos cómo cantantes como Juan Gabriel (que en gloria esté) cantaba con el micrófono en el piso, intentamos imitarlo y resulta que no tenemos ni el manejo y proyección de su voz (mucho menos sus increíbles ingenieros de sonido).
  4. Pretty gear: Me encanta todo lo personalizado y lo que te da una identidad. Ya habrás notado que todo lo que sea rosa, rosegold o en esas tonalidades es algo con lo que me identifico (guilty of charge). Como te platiqué, tenía mi Shure SM58, que ocasionalmente compartía con otro de mis hermanos (hasta que se abolló la rejilla y pues pensé que sería un buen momento para hacer una inversión). Investigué un poco al respecto, y aunque quizás aquí me crucifiquen mucho, los shure no son santos de mi devoción (aunque sean los más utilizados y confiables). Me atrevo a decir que en gustos se rompen géneros y más allá de eso, en tecnología. Se vale buscar cosas que se adapten a tu voz. ¿Sabías que los músicos prueban sus instrumentos antes de adquirirlos? ¿por qué no nosotros? ¿por qué no habrías de investigar en esa extensión de tu voz para que reproduzca lo más fiel posible tu sonido? ¿por qué habríamos de dejárselo a alguien más?. Por supuesto, hay expertos. Creo que puedes asesorarte con expertos, pero no habrá nada como que tu lo pruebes. Así que por recomendación di con los Blue. Ah mi Blue encore200 en color Rosegold. Mi otro gran amor después de mi piano Yamaha (como verán, una vez que empiezas, ya no puedes parar). La realidad es que, al menos de lo que he estado leyendo, habla muchísimo sobre probar, lo que sea bueno para mi, no significa que sea forzosamente bueno para ti. Pero lo que sí podemos hacer, es conocer más al respecto. Hoy en día tengo mi micro, mi cable y hasta hace poco mi hermano, me convenció de mandar hacer cables personalizados (Literal es gris y tiene mi nombre, lo más bonito que hay). Como recomendación no adquieras equipo sólamente por el factor estético, sino que te sea funcional (por supuesto que si encuentras una opción que combine ambos, claramente ya ganaste…. como siempre). Otro pro de esto es que bien dicen, es diferente cuando sabes cuánto cuestan las cosas, esto también evitará que maltrates o seas menos cuidadoso con el equipo que te proporciona una producción.

En resumen: considero que adquirir un micrófono te da un plus en tu vida musical, te hace ser más consciente de manejar equipo profesional cuando se te provea, de ser responsable y darle mantenimiento a algo externo y necesario para tu trabajo. Si bien no siempre podrás utilizar tu micro o tu rejilla (porque dependerá mucho del proveedor y la marca del micrófono) el que tú estés preparado siempre será considerado con alta estima frente a los profesionales.

Nos vemos en clase.

 

 

El alumno, el espejo y la vocalización.

Vocalización: Ejercicio de canto que consiste en realizar una escala de notas empleando una sola vocal o sílaba. «la vocalización permite controlar la regularidad y la calidad en la emisión del sonido»

 Pensemos en un día de entrenamiento en el gimnasio. Cada persona asiste para atender una necesidad específica: están los que quieren ganar masa muscular, perder peso, tonificar, fortalecerse como actividad secundaria a una disciplina. Para esto, es importante entender nuestro cuerpo, respetarlo y saber cómo podría sacarle mayor provecho.
Lo mismo con tus clases de canto.
Tus clases de canto no solo son un espacio donde puedas expresarte y cantar a todo pulmón tu repertorio favorito. Es tu área de trabajo y fortalecimiento. Literal, tu coach o tu maestro te dará ciertas rutinas, que deberás ejecutar en cada sesión con un objetivo. ¿Cuál te preguntarás? podrá ser para tu afinación, agilidad, colocación, potencia, reconocimiento de tus resonadores (o todas las anteriores). Y aunque es muy importante que tu maestro pueda proveerte de una buena guía, es igualmente valioso tu concentración en este proceso.
SI, leíste bien. Tu completa atención a lo que sucede durante tu sesión. ¿por qué? porque cantar es hacer consciente lo inconsciente.
Ahora, elaboraré un poco más mi análisis. Ya te había contado mi razón de tomar clases de canto, poder hacer con mi voz lo que yo quisiera (que ambiciosa). Así que mis días de clase consistían en lo siguiente: recuerdo llegar a una pequeña escuela, cerca de la zona de centrito valle, abrir una pesada puerta y subir unas escaleras cuyo piso estaba tapizado por una alfombra roja, llegar al segundo piso y entrar a un salón en donde encontraría un espejo sencillo de cuerpo completo, un banquito, el escritorio, mi maestro y su piano. A diferencia de lo que pudieras pensar, llegar a mi clase me provocaba un poquito de nervios. Sentía que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Al llegar, saludaba a mi maestro, entablábamos una pequeña charla para ir rompiendo cada vez más el hielo y después de las formalidades, mi maestro comenzaba a darme algunas instrucciones de ejercicios de vocalización. Y ahí estaba yo, sentada, tratando de replicar los sonidos que mi maestro emitía, preguntándome si me veía curiosa, preguntándome si estaba sonando tan mal como pensaba en mi cabeza (y en mis oídos) si acaso estaba haciendo caras raras o si inclusive mi nariz se veía mucho más grande de lo normal. Me preocupaba por todo, menos lo importante: lo que estaba sucediendo con mi voz y mi cuerpo en ese momento. Y claro, es entendible. Yo siempre he pensado que una clase de canto nunca es igual para nadie. Es que dentro del desarrollo de la técnica, realizamos una búsqueda experimental y subjetiva dependiendo de cómo vaya sensibilizándose cada persona.
En ocasiones, cuando no lo pensaba mucho y solo cantaba, notaba que mi maestro sonreía y me decía: “¡Perfecto! vamos a repetir ese lugar que acabas de encontrar. ¿Lo sentiste?” y en lugar de pensar en la retroalimentación positiva, pensaba en ¿De qué está hablándome? ¿Lugar? no puedo ver. No puedo ver mis cuerdas, no puedo ver nada de lo que estás hablándome. Solo puedo ver mi boca hacer los gestos más extraños, notar las mil caras que hago para poder hacer sonar una vocal “decente” a los ojos de mi maestro. Pensaba “No, no puedo repetirlo, o vaya puedo intentarlo pero no sé como vaya a salir” (aquí entraría mi frase favorita de Yoda: Do or do not. There’s no try). La verdad, es que en retrospectiva estaba haciendo el mínimo esfuerzo por involucrarme en mi clase (algo como cuando Andy Sachs hace el drama laboral de su vida porque Miranda Priestly no la quiere, y Nigel la hace ver que no estaba en realidad esforzándose por involucrarse correctamente en su trabajo al ser criticona y sintiéndose intelectualmente superior a la vida superficial de aquellos involucrados en la moda y demás aspectos que no analizaré ahora, pero que probablemente vea en estos días la película, porque es de mis favoritas).
Volviendo a mi historia, durante los 40 min que estaba ahí, admito que dejaba toda la responsabilidad a mi maestro y me conformaba con los últimos 10 min en los que podía cantar lo que yo quería (y luego todavía me preguntaba por qué no avanzaba o por qué no me salían algunas canciones). Hasta que un día, por fin el destino buscó que aprendiera mi lección: oficialmente recibí mi primera llamada de atención por mi falta de interés en clase. Sucedió algo así: misma rutina: saludo, plática amena, pasamos a los ejercicios, insistentemente se me invita a pararme frente al espejo para revisar la apertura de mi boca y mis vocales, específicamente la “o”. Ah la “o”, mi vocal que me dió tanta lata, que era enrollada, hacia atrás y algo engolada. Se me había pedido que acomodara mi “o” de forma adecuada a lo cual, dije que no necesitaba el espejo porque “QUE VERGÜENZA, tengo 22 años y claro que puedo hacer una vocal que aprendí en el kinder”; que no pueda controlar mi propio cuerpo sin ver, así que decidí hacerlo “bien”, hasta que el piano se detiene, el maestro eleva la mirada y me dice muy serio “No, ya te había corregido muchas veces y sigues sin hacerlo”. Admito que me congelé un poco. Tenía razón, no había estado esforzándome por pensar en la incomodidad del espejo, en la incomodidad de mi sonido, pensando en lo que “debería de ser” y de lo que actualmente no era y en consecuencia en lo que no se iba a convertir. Demasiados fantasmas en mi cabeza que no dejaban ponerme a trabajar.
Flashback, estoy frente al espejo, puedo notar el suéter verde esmeralda 3/4 (favorito de momento), bufanda de colores (recuerdo de mi intercambio en Francia) y que estaba usando lipstick (nunca lo hacía, gracias Tracy). Abrir los ojos un poco más y darme cuenta que lejos de cómo me veía, como en los Thundercats, no estaba viendo más allá de lo evidente, notaba lo superficial y no el verdadero trabajo que quería lograr. Estaba distraída por mis miedos e inseguridades, y aunque si, estoy frente a alguien que está guiándome, yo tengo que ayudarme al caminar. Pensaba, había llegado a ese lugar porque quería cambiar, quería aprender. Quería hacer algo diferente o podía dejarlo así, en la comodidad o realmente enfrentar lo que veía en el espejo, trabajarlo y ver que hacia dónde podría llevarme. Así que después de unas incómodas y graciosas sesiones frente al espejo, ahora la “o” es de mis vocales favoritas para vocalizar.
Ok, de regreso a clase; y eso, ¿para qué me sirve? Para desarrollar tu técnica. Para mi, la técnica es saber qué me sucede, poder tener la “libertad” de tomar decisiones vocales adecuadas y en consecuencia tener un control de mi instrumento. Traducción: hacer lo que tu quieras con tu voz (¡Tarán! mi objetivo principal desde un inicio)
¿Sé puede? La respuesta es: SÍ. Pero, dependerá de tu responsabilidad como alumno. He escuchado muchísimas quejas acerca de maestros que no “son buenos”. Y aunque puede ser muy cierto, creo que es muy importante que como alumnos, seamos conscientes de nuestra responsabilidad en el proceso, de incluirnos, preguntar, investigar, trabajar y de aprender a enfrentar algunos fantasmas puedan interponerse en nuestro camino.
Así que la próxima vez que estés en clase, decide si quieres solo vocalizar, cantar los últimos 10 min o trabajar áreas específicas. Deja que tu maestro te guíe, pero ve con ánimos de aportar y aprender.
¿Qué hice yo? Me cambié de carrera a medicina y tomé clases de anatomía (NOT). Pero sí investigué muchísimo de cómo es que funciona nuestro cuerpo y déjame decirte que es bastante sorprendente y muy bonito. Por ejemplo, aquí te dejo un video bien padre de cómo es la laringe y su rol (está en francés, así que doble aprendizaje para ti):
Por acá otro más a detalle de nuestras cuerdas vocales y conocer algunas en acción:
No le tengas miedo al espejo, es decir, no tengas miedo de ti. Te vas a sorprender bastante de aprender qué puedes lograr.
Nos vemos en clase.

Hola cantante, te vas a enfermar. Es común.

Resfriado, gripa. Es común.
Menos en los cantantes. No podemos exponernos al frío, la gripa, y en consecuencia ronquera. ¿Te enfermaste? ah, probablemente no te cuidaste lo suficiente. Como si eso no fuera ya bastante, lo que realmente pesa es la frustración de no tener control de tu más preciada posesión: tu voz.
Porque, admitámoslo ¿quién eres si no cantas? o al menos eso me pregunto en mis momentos más existenciales. ¿Qué se supone que haga sin mi voz? Todo lo bonito que siento y puedo expresar es a través de ella (y si me conoces, sabes perfectamente que además de cantar, hablar es una de mis actividades favoritas). La solución a mi problema: guardar silencio.
No saben el pavor que me da el silencio. Las pausas, la ausencia de sonido, de música. Siento una falta de paciencia impresionante. En estos momentos, mientras escribo desde mi cama (en mi descanso obligado, por que no conozco lo que son vacaciones hasta que me pasa algo así), quisiera poder emitir algún sonido limpio y sin que se rompa. Sostener una nota de forma natural en estos momentos, me es imposible, y llevo así varios días. Tu podrás decirme: “bueno, Jimena ¿y cómo es que te sucedió eso? De seguro no te cuidaste. Podría decirte que se resume en mucho trabajo, desvelos, viajes, exposición a cambios bruscos de temperatura. Y aun así, no tendría la respuesta exacta. ¿Por que? por que no siempre estoy en control.
A principios de diciembre, fui con mi otorrino de cabecera y me dijo: “estás bien, es la época, trabajas con mucha gente y lo que tienes es un cuadro viral”. Virus. V I R U S.
Con o sin explicación. Procuro procesar eso para no romperme la cabeza en mi falta de cuidado, en buscar la perfección de mi cuerpo y entender que en el año, realmente no me he enfermado ni una sola vez. HASTA AHORA. Y que la perfección, no existe. Y que mi cuerpo, necesita descanso, necesita los altibajos, requiere de cuidado (por supuesto) pero el enfermarme, o aceptar que tengo que descansar no me hace irresponsable con mi “instrumento” (de hecho, estoy todo lo que debería, solo como dirían en Hamilton: “oh I can’t wait to see you again, it’s only a matter of time”).
En una ocasión, mientras buscaba opciones para seguir preparándome como cantante, revisé el programa académico de una universidad y llamó muchísimo mi atención que dentro de su plan de estudios, así como hablaba de las competencias a desarrollar al cursar la carrera, de la posibilidad de “lesionarse” (cosa que ya no me ha tocado leer). Aunque esto pudiera sonar bastante alarmista, pesimista o inclusive mal visto para la universidad, pienso totalmente lo opuesto, creo que es lo suficientemente honesto y realista. Tu cuerpo se desgasta, se trabaja, se puede lastimar. Y es parte de la vida. Eso no lo hace menos hábil o útil. Una ronquera no te hace débil. Tu paz mental te hace fuerte.
Vámonos al otro extremo. Hace meses, leí en “The guardian” un extenso, muy técnico y elevado artículo sobre cómo la microcirugía en las cuerdas vocales, era un recurso bastante solicitado en cantantes profesionales. De cómo los hemos orillado por el exceso de trabajo a recurrir a estas tan temidas y peligrosas opciones (remontándonos al caso fallido de Julie Andrews). Hablando de cómo Adele, había perdido sus habilidades vocales debido a intensas giras, viajes, excesos y abusos, de cómo se sometió a la maravillosa cirugía, se recuperó y ahora vuelve a cancelar sus giras. Y ahí vamos todos a opinar.
Admito que la información cuando circuló por mi cabeza, mi respuesta fue bastante negativa: “no se cuidan” pensé, y hasta llegué a compartir esa opinión con mis alumnos. La verdad es que, ni sé, ni me consta (Adele mi íntima amiga, no ha podido contestar ni mis llamadas o mensajes, pero meh, está muy ocupada, se hace lo que se puede). Entonces, ¿qué podría saber yo acerca de cómo se cuidan los demás? Más bien, la pregunta debería ser ¿Qué estoy haciendo yo para cuidarme y promover una buena salud vocal para mis alumnos? y lo que es mejor ¿Cómo entender, que solo es una gripa y cansancio?
Dejemos a un lado la palabra “normal” y hablemos sobre qué efecto me causa estar constantemente enfermo. Muy sencillo: Si constantemente te encuentras afónico, disfónico, alérgico o cualquier otro evento que te impida usar libremente tu voz, y quisieras usarla, nos encontraríamos en un estado negativo.
Creo que cualquier alternativa mientras sea saludable en un largo plazo, no seas dependiente y te provea de un buen rendimiento, es un escenario positivo.
Ahora, que si como yo estuviste en cama, leyendo esto, te comparto lo que he procurado hacer para apapacharme en lo que pasa la enfermedad:
    1. Tomar muchos líquidos: Arrasar con la vitamina C, tomándome un delicioso jugo de naranja recién hecho y muchos líquidos. Algo que no recomiendo (y perdón mamá si estás leyendo esto), pero si estás produciendo flemas, evita todo lo que tenga azúcar. Me prepararon una deliciosa limonada que después me trajo con una sensación de pesadez en la garganta (culpo al azúcar), así que mejor opté por agua natural.
    2. Té: de preferencia natural (no de sobrecito, aunque sí, claro que consumo té de manzanilla en sobrecito). He traído una tos muy productiva y una no tan productiva (la peor, que te cansa, te desgasta y te irrita). Así que he estado oscilando entre té de manzanilla, jengibre. Lo mejor sería tomar té de gordolobo (chistoso, lo sé) es el mejor para combatir la tos, y aunque no lo he hecho, en una ocasión de tos intensa lo tomé y santo remedio. Con natural me refiero al té de jengibre. Compra la raíz, es muy sencillo prepararla y de verdad que el efecto es mil veces mejor. Dentro de mi desesperación por la afonía, corrí a comprar jengibre y oh sorpresa, no había. Así que corro a la sección de tés para encontrar un supuesto (y muy caro) té de jengibre con naranja QUE NO HACÍA NADA.
    3. Dormir. Subestimamos esto por mucho. El descanso es bueno, es importante, es VITAL. Tu cuerpo necesita ese tiempo de reposo para recuperar sus energías. Inténtalo. Para mi fue muy difícil (aunque no lo parezca), acostarme y ver series, no hablar e intentar dormir en las tardes. Lo hice 3 días y me recuperé mucho más rápido que el tomar cualquier otro medicamento.
    4. No hables. Ni bajito, ni casi “en secreto”. De hecho es peor. Tus cuerdas necesitan regresar a su estado natural. Si continuas la vibración lo único que harás es provocar un desgaste aún mayor, promoviendo la inflamación y hasta el rompimiento de algunos vasitos sanguíneos que impedirán su correcta función.
    5. Medicinas con horario. Si ya estás en un tratamiento, complétalo en tiempo y forma, no porque ya te sientas bien le metas turbo a tus actividades, ve poco a poco.

Sonríe. Estás enfermo. Está bien, es común. No hiciste nada malo, o a lo mejor te excediste, pero ya estamos aquí y no queda más que recuperarse, y cantar de nuevo. 3 opiniones de amigos médicos pedí y todos dijeron lo mismo: descansa, líquidos y muchos tés.

Nos vemos en clase.

«Las audiciones se preparan cuando no hay audiciones».

Calma, estás a buen tiempo.
Piénsalo como ir haciendo una colección de tus artículos favoritos. Se empieza de poco a poco y para cuando acuerdas ya tienes todo un repertorio de artículos de gran valor.
Como cantantes, lo más divertido es poner en práctica y actividad tu instrumento, experimentar e ir juntando poco a poco canciones y siempre tengas algo para cantar. En lo personal, me pasaba muy seguido el preguntarme ¿qué voy a cantar en mi siguiente audición? así que te comparto algunos puntos que procuro revisar en mí:
  1. Repertorio Vocal: Hay una vital diferencia de entrar a una audición para un musical cantando algo de que decidiste 5 min. antes, cuando no llevas pista y llevas tu letra en tu celular, a tener un book o portafolio con las partituras o pistas de las canciones que has ido trabajando en tus clases, en la tonalidad correcta para ti y que como ya las has trabajado tanto tiempo, ya te sabes y no requieres de tener letra en mano. Lo bonito de ir creando tu repertorio es que visualmente reconoces tu progreso, te das la oportunidad de experimentar en diferentes estilos, géneros y lo que es mejor, ya no te pasa el tan conocido blackout cuando te piden que les cantes una canción.
  2. Conocer del proyecto: Esto te va a dar mucha claridad y paz mental (créeme). Por lo general se publican posters/convocatorias/castings en donde te dicen el nombre del proyecto, de qué trata, en ocasiones perfiles de los personajes, y lo más importante el material que te piden presentar el día de tu audición. Aquí no hay manera de fallar más que por falta de atención y que para el panel se puede interpretar como falta de interés. Lee despacio, si te dicen “NO lleves una canción de teatro musical” o más claro aun “NO lleves una canción del show que se va a presentar” Por favor, no lo hagas. Investiga de qué trata a lo cual te interesa participar, aquí entra tu inteligencia y creatividad. Puedes ir desde conocer al compositor, buscar una pieza similar hasta a investigar más sobre el cantante o cantantes que la hayan interpretado. Recuerda que estás tratando de crear una buena impresión, aquí no hay más o menos intensidad, aquí son tus ganas de pertenecer verdaderamente o no.
  3. Trabajar en los nervios. Todos los sentimos. El día que estar en un escenario o exponerte de esa forma ante las personas no te provoque ni la mínima reacción, es cuando debes dejarlo y buscar algo más que hacer. Cuando no sabemos qué hacer con la energía que corre por nuestro cuerpo, se canaliza en lugares extraños: como el temblor en alguna (o algunas) extremidades o en la voz. ¿Recomendación? Respira profundo. Las respiraciones profundas (ojo, no llenas y tensas) promueven la oxigenación de tu cuerpo y en consecuencia un estado de relajación. Recuerda, si te preparaste con tiempo, no hay razón por la cual habría de salir mal.
  4. Cosas en las que estoy en control, cosas en las que no estoy en control: estoy en control de prepararme, de buscar un maestro/coach vocal, de saber qué voy a cantar, conocer mi rango vocal (mi nota mas grave y aguda), de aprenderme mi letra, de presentarme en el tiempo y lugar donde se me indique, de ser amable y atento con las personas que me reciban (nunca sabes quién está observándote). Soy responsable de eso. De lo que no puedo tener el control y es lo bonito de aprender a dejar ir, es la decisión final del panel. No te preocupes, recuerda que cada audición es una oportunidad gratuita de seguirte preparando, de probarte a ti mismo, de aprender de los aciertos y errores, trabajar en ello y volverlo a intentar. Siéntete feliz y orgulloso de tu progreso.
  5. Comparte. No tengas miedo a compartir. Si tu amigo/amiga te pregunta ¿qué vas a cantar? sencillo: responde. Me gusta pensar que, la canción en sí, no es tu arma secreta; por otro lado, sí. Tan fácil como saber que no hay otra persona como tú, que tú estás consciente de tus habilidades vocales (así como tus áreas de oportunidad) y que preparaste algo que te hace sentir cómodo, en control e interesante. Hay algo llamado sana competencia. En una ocasión Paloma Cordero mencionó en una master class “si eres inteligente, no sólo saldrás de aquí con tu canción trabajada, sino con la de todos los asistentes”, así que nunca sabes lo que puedes llegar a aprender en tu próxima audición.
Por si no lo sabías, casi todos los campus tienen su proceso de audiciones durante las primeras semanas de regreso a clases. ¡Así que aprovecha tu tiempo de vacaciones!
Nos vemos en clase.

¿Por qué empezar a tomar clases de canto?

¿Por qué empezar a tomar clases de canto? Bueno, en mi caso porque en una ocasión no obtuve un resultado favorable en una de mis audiciones para un concierto de la universidad (ósea, no quedé. Lo sé, shock y drama), pero en lugar de permanecer en el por qué, decidí buscar un cómo. Hablé con un amigo, que orgullosamente me compartió que tenía ya tiempo tomando clases de canto y estaba feliz de desarrollar su técnica vocal. Sonaba a algo que me gustaría tener, así que decidí ir.
En el momento en que mi maestro me abrió la puerta, me senté con algo de pena (osea mucha) en un banquito, frente al piano y en consecuencia frente a él. Me hizo algunas preguntas, que la verdad me sorprendieron: ¿por qué estaba ahí? ¿qué quería lograr? ¿si había tomado clases de canto anteriormente? ¿qué me gustaba cantar? y ¿si sabía cómo funcionaba mi voz? y cómo a tí te ha pasado, en algunas no supe qué contestar. Aquí haré una pausa: Cuando aprendes algo es importante entender qué es y cómo es que funciona. Tu voz, eres tú. Cargas con tu instrumento 24/7, y dependes del estado de ánimo, rutina, hábitos y cuidados para desarrollarlo al máximo; por lo tanto, mi primera recomendación es: atrévete a conocerte.
Me encanta compartir esta reflexión en clase: supongamos que recibes una llamada de una persona muy cercana a ti, inmediatamente reconoces si está triste, feliz, angustiado, etc. Esto porque has pasado el suficiente tiempo con esa persona para conocer sus matices de alegría o pesar, de susurros y hasta regaños. Conoces su voz y su capacidad. Te has vuelto en un maestro en descifrar crípticos mensajes con sólo escuchar. Bueno, eso es lo que hace tu maestro de canto.
Tu maestro irá poco a poco detectando las capacidades de tu voz, los momentos de estrés, de nerviosismo, de trabajo intenso, de libertad y sobretodo retroalimentar tu proceso de aprendizaje, ofreciéndote alternativas para aprovechar al máximo tu instrumento y brindarte de esa famosa técnica, así que no te preocupes. No te sientas tan agobiando por lo que dirá, piensa que está ahí para ayudarte y escuchar.
Claro que, como hablaba en mi post anterior, el hecho de hacer una actividad por repetición desarrollará algo positivo, pero es vital recibir una retroalimentación en el sonido que busques desarrollar. Todo se vale, mientras sea saludable y no comprometa tu arte. A lo cual va mi siguiente consejo, aquí hay algo clave respecto de encontrar al maestro ideal para ti que respete tu identidad, en quien quieras convertirte y te ayude en el proceso.
Siguiendo con la historia, el siguiente semestre decidí intentarlo de nuevo, preparé nerviosamente mi material y audicioné para el siguiente concierto. Esta ocasión logré entrar al proyecto como ensamble y en una oportunidad escalé como solista (ya te contaré esa historia luego). Lo importante aquí fue que, me di la oportunidad de trabajar mi voz y desde entonces, decidí no detenerme. Llevo casi 8 años de trabajar mi técnica, estudiar mi voz y mis capacidades. Si te lo preguntas, sigo yendo a sesiones de coaching, sigo preparando material para conciertos u audiciones (también sigo poniéndome nerviosa) y sigo conociendo increíbles maestros. Todo por darme la oportunidad de conocer mi técnica vocal. Espero tu también te atrevas a dártela.
Entonces ¿por qué empezar a tomar clases de canto? Te dejo esta pequeña reflexión que nos comparte la increíble Joyce Didonato: “No busques recrear lo que funcionó, analiza el proceso por el que pasaste para crear ese resultado, si vas directamente al resultado no funcionará, podría ser pero sería suerte no técnica. Es el proceso lo que importa”.
¡Nos vemos en clase!
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