Quiero cantar ¿Por dónde empiezo?

La pregunta del millón.

¿Qué canto?

Cuando llegué a mi primer clase de canto el procedimiento fue sencillo. Fue como un «check-up» preguntas de rutina:

  1. ¿Qué haces aquí?
  2. ¿Qué te gustaría aprender?
  3. ¿Has tomado clases de canto antes?
  4. ¿Conoces términos como: rango vocal, voz de pecho, voz de cabeza, voz mixta?
  5. ¿Cuál podrías decirme que es tu mayor problema al cantar?
  6. ¿Qué te gusta cantar?
  7. ¿QUÉ VAS A CANTAR HOY?

Pasa muy seguido que por mi puerta entran alumnos con muchas ganas de aprender pero en cuanto les digo ¿qué quieren cantar? el rostro cambia de la vergüenza al pánico. Claro, procuro dar los suficientes ánimos (como ya lo habrán notado en clase) y decirles que está bien, que pueden cantar lo que gusten, que es SU CLASE y que me encantaría verlos y escucharlos cantar algo que fuera enteramente de su agrado a lo cual normalmente la respuesta es: «no sé» «dime tú».

PARÉNTESIS

Cuando inicié en mis clases de piano, íbamos conforme la guía de un libro que mi maestro cuidadosamente había seleccionado para mi. Primer reto: tocar las «martinillo». Entiendo, melodía simple, con un acompañamiento lejos de complejo. Algo nivel «bebé».

He analizado muchas veces este punto y a veces regreso al mismo lugar pensando «no estoy segura si hay canción: nivel bebé». Y es más ¿por qué iniciar con nivel bebé si ya sabes hablar y cantar?

Permítanme elaborar aun más (que estoy algo inspirada mientras como nieve de chocolate directamente del botecito -no shame. Creo que cuando llegas a tu primer clase de canto es responsabilidad de nosotros como maestros identificar tus áreas de oportunidad, el estado en que se encuentra tu voz y definir un curso de acción a tomar. De ahí que yo siempre digo en clase que no existe un hilo negro al momento de enseñar, pero que es muy improbable que dos personas tengan los mismos ejercicios, objetivos, estructura. Las clases creo deben ser personalizadas y ojo maestros: nosotros debemos ser muy atentos al escuchar lo que busca nuestro alumno y por lo tanto ser esa guía.

Volviendo al tema y siguiendo con ésta barbaridad de que tu puedes iniciar con cualquier canción: lo sostengo. Ahora que el avance que vayas teniendo dependerá de tus habilidades físicas, mentales y también del trabajo junto con tu maestro.

¿Qué te recomiendo para no llegar en blanco a tu clase?

  1. Escucha muchísima música. De todo tipo, de lo que te guste: vocalistas hombres, mujeres. Diferentes géneros.
  2. Haz una playlist en plataformas de reproducción en streaming. Yo hago esto con mis alumnos. Hacemos una playlist compartida, de forma que van agregando canciones que les gustaría (les digo, piensa en corto, mediano y largo plazo) ¿cómo te gustaría sonar? ¿qué te gustaría lograr? Se vale soñar. Ya de por sí, esta clase será lo más divertida, imaginativa e intangible, por qué no sería válido que yo te permitiera agregar canciones que ni tu ni yo sabemos si podrás interpretar. Sólo si te arriesgas 😉
  3. Haz tu book. Tu libro de partituras. Vaya como le quieras llamar. Ya he hablado de esto antes, es la forma más responsable, la más adecuada y la mejor de tener un control de lo que vas preparando. Es tu carta de presentación en audiciones de musicales o si ya eres súper tech pues entonces en tu ipad, donde podrás llegar a hacer una audición a un grupo versátil y tener unas cuántas canciones a la mano.
  4. ¡Aprovecha tu clase! Hace un momento le explicaba a una nueva alumna cómo sería su estructura de clase y lo que yo recomendaba. Crear una especie de rutina. Sin embargo para que funcione también tienes que estar en el mismo canal. Aprovéchalo, es tu momento y si un día quieres entrar por mi puerta (por favor con aviso previo) y solo cantar, hazlo. Si quieres vocalizar, hazlo. Tú tienes el poder de decisión (claro, tendré que intervenir de vez en cuando) pero es válido lo que tu buscas 🙂

Ok. Después de esto ¿aun no sabes que cantar? piensa que necesitas una canción para tooooodo en esta vida de audiciones (piénsate ya en el escenario). Recuerda que las audiciones se preparan cuando no hay audiciones. No lo pienses demasiado y comienza por una canción que te sea familiar, cómoda inclusive. Es importante reconocer que estás desarrollando una habilidad y que no hay vergüenza alguna en iniciar con una canción que ya esté demasiado escuchada, «básica» inclusive. Me choooca esa idea. Tú puedes cantar lo que tu quieras, tú puedes hacerlo sonar totalmente diferente con tu personalidad, con tu voz, con tu fuerza. Así que ¡inténtalo!

4 razones para invertir en un micrófono.

Porque nos encanta la versatilidad, hablemos hoy de otro giro musical que podemos tener los cantantes. Gigs, jams y ensayos. Hoy saldré de mi zona de confort y hablaré como cantante de algo que quizás nos sea muy temido: los micrófonos *Suena música de terror*

Mi parte favorita de un ensayo o un gig, es cuando los músicos se instalan. Me fascina ver sus estuches, cables, instrumentos, stands, partituras/ipads. De verdad, se me pone la piel chinita de ver cómo hasta en eso hay un nivel de concentración. Su vida, sus años de trabajo están en la inversión de sus equipos. Quizás el hecho de que hermanos son músicos y que uno de ellos es guitarrista, actualmente de gira, cuidadosamente vela por tener la mejor calidad de sus instrumentos para darle un súper valor agregado a su gran talento, tenga algo que ver en mi gusto por los equipos.

Por otro lado, también he descubierto que es pesado tener que cargar con tanto equipo (vaya, físicamente complicado hacer algunas vueltas a tu auto para descargar digamos, una batería, un teclado), hace un año empecé a cantar en misas y sólo cargaba con un teclado portátil (muy ligero), un stand de micro, un stand para el teclado y se me hacía complicado, llegar muchísimo antes de la hora, conectarse, probar el equipo, ósea involucrarme como músico realmente, y no que no lo fuera ya o no lo considerara de ese modo, pero contamos con el maravilloso privilegio que como cantantes tenemos la ventaja que nuestro instrumento nos acompaña 24/7, no pesa, no «necesita» (y sí lo dejo entre comillas porque en realidad requiere de otro tipo de cuidado) de estuches, conexiones, stands, etc; puede que nos haga insensibles al tema de la necesidad del equipo.

Volviendo a este momento previo a tu ensayo o concierto pudieras sentir que no hay mucho que aportar (inclusive que ésta es la parte aburrida), y lo que es peor, esperas que todo el equipo se te brinde, ¡vaya¡ ¿cuántos de nosotros no hemos llegado a un ensayo , concierto, tocada (vaya, el escenario donde vayas a presentarte) esperando a que nos den micro en mano, sonido y todo listo para decir: 1, 2, 3, probando?. Aquí es donde quisiera hacer una nueva aportación y sugerencia: Aprende a adquirir tu propio equipo

¿Equipo? Pero Jimena, acabas de decir que tú eres tu propio equipo. Sí, y también creo que es importante tener TU micro y TU cable.

STORYTIME: Razones para tener tu micrófono:

  1. Higiene. Una vez me tocó tener un micrófono lleno de lipstick. Sí, lipstick. Y la persona que me lo dió, no era mujer. Quiere decir que ese micrófono había sido usado por «N» cantidad de personas o no lo habían limpiado después de alguien más lo utilizó. O que tal cuando te toca cantar en un bar ¿Has visto cómo hay personas que literal besan/babean el micrófono? Seamos honestos, nuestro instrumento depende de nuestra boca y como dirían en la película de Nemo «la boca humana es una asquerosa cavidad». Entiendo que habrán circunstancias donde no podrás ponerte tan requisitoso con el equipo que se te brinda, sin embargo, puedes tomar tus precauciones. Algunas sugerencias pudieran ser:
    1. Toallitas desinfectantes o spray. No es una solución permantente (porque en realidad la suciedad se guarda en la esponja que está dentro de la rejilla), pero puede ayudar en caso de que tengas que cantar en un evento con equipo que no es tuyo. Venden paquetitos de toallitas o sprays tamaño de viaje, con ellos al menos puedes limpiar un poco la rejilla para mantenerlo lo más limpio posible.
    2. Comprar una rejilla de micrófono: Si trabajas en un bar o banda versátil donde ya conoces el equipo que tienen, otra solución pudiera ser comprar una rejilla de micrófono (hay de todos precios, pero una rejilla para por ejemplo un Shure SM58 cuesta al rededor de $290 pesos). Así puedes llegar con tu rejilla limpia y personal (que es la bolita de metal que protege al diafragma).
    3. Conserva tu distancia: hablando de que se te proporcione equipo, aprende a cuidarlo lo más posible. Guarda una distancia aproximada de un pulgar de tu boca hacia el micrófono.
    4. Condiciones dignas de trabajo: Hola, cantar también es un trabajo y por si no lo sabías todos tenemos derecho a laborar en un ambiente digno y con recursos suficientes para desempeñar nuestra labor (ESTO TAMBIÉN APLICA PARA CANTANTES). Para redactar esta pieza, le pedí apoyo a amigos con experiencia en el tema, y no saben el gusto que me dió el saber que en la empresa donde trabaja una muy talentosa y hermosa amiga (ella canta en una banda versátil), la empresa lava las rejillas después de cada audición o evento.
  2. Profesionalismo: Una vez me invitaron a ser parte de una buenísima banda (shout out NUUP!). Llegando el momento de los ensayos, se me indica que nos reuniremos en un lugar a cierta hora. Total, llego con tiempo y pasa lo primero que les platiqué al principio, los músicos comienzan su ritual de «setearse» y ahí estoy, esperando mi micro (sin decir nada) y de pronto voltea uno de ellos y me dice «¿trajiste tu micro?… ¿QUÉ? (pensó Jimena un tanto nerviosa) ¿Mi micro?. «No, no tengo» le respondí. Amablemente me pasó uno que tenían ahí en el estudio y me sugirió en que adquiriera uno, inclusive hasta me dijo que no eran muy caros y que tendría puntos extra si me llevaba mi micro y mi cable, porque siendo honestos los cables se manipulan tanto que pueden dañarse. Entiendo que en producciones muchísimo más profesionales podrías dar eso por hecho (y que ni tanto eh, hace poco aprendí lo que es un rider técnico y vaya que es interesante). Pero hasta que no llegue ese momento, creo que puedes invertir en tu propio equipo.
  3. Práctica: Cuando fui al Berklee Latino, uno de los requisitos para el programa era llevar tu equipo. En ese tiempo yo tenía un Shure SM58 y me fui a comprar un cable (en total mi inversión habían sido como 2000 pesos). ¿por qué? porque tendríamos ensayos y sesiones de jams donde sería importante llevar tus instrumentos, estaban preparándonos para nuestra presentación final en un escenario. Piensa que no es lo mismo practicar con un cepillo, un bote con agua. Tu micro, tiene un peso. Tiene una respuesta y un manejo. Vamos a llamarlo como una «extensión tangible de tu voz», y creo que es importante que lo conozcas. A veces vemos cómo cantantes como Juan Gabriel (que en gloria esté) cantaba con el micrófono en el piso, intentamos imitarlo y resulta que no tenemos ni el manejo y proyección de su voz (mucho menos sus increíbles ingenieros de sonido).
  4. Pretty gear: Me encanta todo lo personalizado y lo que te da una identidad. Ya habrás notado que todo lo que sea rosa, rosegold o en esas tonalidades es algo con lo que me identifico (guilty of charge). Como te platiqué, tenía mi Shure SM58, que ocasionalmente compartía con otro de mis hermanos (hasta que se abolló la rejilla y pues pensé que sería un buen momento para hacer una inversión). Investigué un poco al respecto, y aunque quizás aquí me crucifiquen mucho, los shure no son santos de mi devoción (aunque sean los más utilizados y confiables). Me atrevo a decir que en gustos se rompen géneros y más allá de eso, en tecnología. Se vale buscar cosas que se adapten a tu voz. ¿Sabías que los músicos prueban sus instrumentos antes de adquirirlos? ¿por qué no nosotros? ¿por qué no habrías de investigar en esa extensión de tu voz para que reproduzca lo más fiel posible tu sonido? ¿por qué habríamos de dejárselo a alguien más?. Por supuesto, hay expertos. Creo que puedes asesorarte con expertos, pero no habrá nada como que tu lo pruebes. Así que por recomendación di con los Blue. Ah mi Blue encore200 en color Rosegold. Mi otro gran amor después de mi piano Yamaha (como verán, una vez que empiezas, ya no puedes parar). La realidad es que, al menos de lo que he estado leyendo, habla muchísimo sobre probar, lo que sea bueno para mi, no significa que sea forzosamente bueno para ti. Pero lo que sí podemos hacer, es conocer más al respecto. Hoy en día tengo mi micro, mi cable y hasta hace poco mi hermano, me convenció de mandar hacer cables personalizados (Literal es gris y tiene mi nombre, lo más bonito que hay). Como recomendación no adquieras equipo sólamente por el factor estético, sino que te sea funcional (por supuesto que si encuentras una opción que combine ambos, claramente ya ganaste…. como siempre). Otro pro de esto es que bien dicen, es diferente cuando sabes cuánto cuestan las cosas, esto también evitará que maltrates o seas menos cuidadoso con el equipo que te proporciona una producción.

En resumen: considero que adquirir un micrófono te da un plus en tu vida musical, te hace ser más consciente de manejar equipo profesional cuando se te provea, de ser responsable y darle mantenimiento a algo externo y necesario para tu trabajo. Si bien no siempre podrás utilizar tu micro o tu rejilla (porque dependerá mucho del proveedor y la marca del micrófono) el que tú estés preparado siempre será considerado con alta estima frente a los profesionales.

Nos vemos en clase.

 

 

Bienaventurados aquellos en espera de callbacks (sí es que hay), que de ellos serán las producciones.

Aceptémoslo.

Cantar en sí no es tan complicado, tomar clases de canto no es tan complicado. Complicado es someterse a la constante búsqueda de aprobación de terceros, entrar a un salón, exponer tu alma y corazón ante un panel con las mejores poker face que has visto, mientras en tu mente recitas audición tras audición «Pick me, choose me, love me»; cual Meredith Grey a McDreamy, con la intención de formar parte del cast y consecuentemente de la producción que cambiará tu vida.

Vaya profesión que fuimos a elegir. Cumples con lo tuyo, tomas tu tiempo para prepararte, cuidadosamente seleccionas la canción perfecta (o lo más cercano). Revisas cada detalle con tu coach o maestro de canto, juntos analizan cada intención, cada movimiento. Por supuesto 16 compases o aproximadamente 1 min de canción que diga algo así como: meprepareyesteesmirangovocalveanloquepuedohacerycontarunahistoriaquenopodránsabersinoconocenelmusicaldelcualleshabloperoaquíestoydetodasformasporfavornonotenmisnervios (o algo así).

Sí, quizás estoy un poco de nervios porque justo en este momento estoy en proceso de audiciones (una disculpa a los maestros que lleguen a leer esto) Pero bueno, al menos estoy canalizando mi estrés de forma positiva y creo que es importante saber cómo manejar estas situaciones.

Porque no todos lo sabemos, vamos por el principio ¿Qué es un callback?

Cuando vas a una audición, presentas el material indicado, una vez terminado y si al panel le parece apropiado puede llamarte nuevamente y continuar con un nuevo filtro. Nosotros le llamamos «callbacks» algo así como una «segunda entrevista de trabajo» (porque literal, es un trabajo).

¿Cuántos callbacks pueden existir? No sabemos, dependiendo de la cantidad de filtros que la producción considere necesarios.

¿Cuánto se tardan en dar callbacks? LA MÁS DIFÍCIL. Puede que ese mismo día se te pida que regreses más tarde, puede que al día siguiente te llegue un correo, puede que pase una semana. En una ocasión tuve una audición y pasaron casi 2 semanas (yo pensaba que ya estaba fuera de la jugada y justo ese día recibí una llamada que había sido seleccionada. Lamentablemente no hay un tiempo establecido, y por lo tanto el suplicio puede ser indefinido.

¿Me darán material adicional para mi callback? Puede que sí, puede que no. Cuando audicioné para el Rey León en CDMX,  al terminar mi primer audición (de la cual creo fervientemente que me lo dieron porque nunca en la vida había caminado tan lento hacia la puerta de salida), me dieron callback y me pidieron fechas para programar mi callback, así como un correo para que me enviaran material adicional. Material que ya llegada la fecha no me tocó presentar, pero que sí tenía preparado por si acaso.

Volviendo con la ansiedad que pudiera generarte esta amarga y dulce espera, te tengo varias verdades que me ha costado algo de tiempo aprender y que saliendo de cada audición procuro recitar:

  1. No tengo el control. Previo a entrar al salón donde será audición estoy en control de mi selección musical, de cuánto me entrené y preparé. De cuánto ensayé y le imprimí cada parte de mi a esto. De qué tan buena actitud tengo al llegar, presentarme y saludar, qué tanto entrego en mi audición. Donde pierdo control es al cruzar el umbral y dejar el recinto. La deliberación, el juicio. No estoy en control. Salgo y debo dejar ir.
  2. Disfruta Debo admitir que hasta ahora comienzo a disfrutar mis audiciones (siempre ha sido todo un tema para mi) he tenido buenas y malas audiciones, pero procuro buscar la palabra «satisfactorias». Ojo, esto no significa que pienso que todo lo hago perfecto, sino que hice lo que me toca. Busco esa tranquilidad de mi proceso, de entender que presenté una propuesta buscando que alguien la tomara. El primer paso lo di y estoy muy orgullosa, es de valientes pararse y presentarse. Saber que pueden cerrarte la puerta mil veces, levantarte y decir «va, de nuevo». Así que disfruto cada momento, cada nervios (como en esta última que casi me voy de espaldas TODAVÍA NO ME EXPLICO COMO, pero lo logré salvar), el que estuve temblando (cuando hace unos días les decía a unos amigos que yo no temblaba), pero que di toda mi energía y logré superar todas esas adversidades. Si quedo o no, será por otra razón.
  3. Siempre puedo mejorar. Soy crítica, pero no criticona de mi trabajo (porque si yo no creo en él, nadie más lo hará). No puedo ser destructiva conmigo y decirme de cosas. Lo que sí puedo hacer, es pacientemente y con cariño identificar en qué puedo mejorar, qué puedo seguir trabajando y sobre todo BUSCAR la ayuda necesaria. Va de la mano con el punto 2: disfrutar y ponerme a trabajar.

Ahora, si no haz ido a alguna audición te recomiendo lo siguiente:

  • Acá tengo un post de cómo prepararte para una audición: http://bit.ly/2Dpiou3
  • Por acá un post de cómo preparar tu repertorio o selección de canciones: http://bit.ly/2FBpJwB
  • Tips extra:
    • Calma. Sé que al estar frente al panel podremos sentirnos muy vulnerables, pero justo unos días antes un amigo me comenta: veremos a 180 personas. 180 personas. 180 canciones. De las cuales muchas pueden repetirse, muchos pueden ser muy talentosos, muchos podrán tener áreas de oportunidad, muchos no estarán preparados. Pero tendrán que pasar por ese proceso 180 veces. Pensamos muy fácilmente que el panel busca juzgarnos, criticarnos y destruirnos. Pero la realidad es que esperan que la persona que entre por la puerta sean quien están buscando.
    • Headshots. Muy importante invertir en tu presentación, he leído y se recomienda muchísimo que estas fotografías o sesiones sean muy naturales y seas tú mismo. Vaya, eso es lo que la gente que te audiciona quiere ver, nadie quiere llegar con una foto demasiado editada y cuando te presentes no puedan ni reconocerte. Recuerda «less is more».
      1. Imprime tus fotos y ten varias en stock (no andes corriendo como yo). Un excelente lugar es Costco (en acabado mate se ven increíbles), pero considera que se tardan como 1 hora en entregar y sólo es con membresía. Si andas con prisas, tu segunda opción pudiera ser Office Depot (ojo, su maquinita no funciona bien con dispositivos Apple) pero se imprimen bastante decente. Tu tercera opción tendría que ser Farmacias Benavides (también necesitas una app y la calidad de las fotos no es tan buena, el acabado jamás es mate y a mi gusto salen muy saturadas de color).
      2. En un mundo ideal, las fotos deben de ser tamaño 8×10 (sí, así de gigantes).
    • Lleva tu pista en tu celular. Por salud mental, no la lleves en drive o stream (hay lugares donde no hay buena señal de wifi y puedes estar en aprietos por eso). Recientemente me di cuenta que en Apple Music (aunque la plataforma es cero amigable) puedes encontrar muchas pistas de tipo Sing2piano y semejantes. Amigos con dispositivos sin entrada auxiliar como yo (sean propositivos y lleven su adaptador, no se confíen de que habrá todo).
    • Currículum: tu audición es totalmente una entrevista de trabajo. Quieren conocer de tus capacidades y tu historia. Como buen profesional, así como tienes tu CV, deberás preparar uno artístico (prometo hacer un post detallado al respecto y con descargables). Lo que sí es que como le dijeron a Elle Woods: «It’s pink, and it’s scented». Creo que vivimos en un mundo donde vale la pena expresarse libremente, así que sin miedo. Si el diseño de tu CV es original y mantiene la información visible, concisa y sobre todo memorable, podría ser que el panel se acuerde de ti.
    • Habilidades especiales: todo funciona, todo es importante. ¿Recuerdas como Joey en Friends se pasaba agregando cosas como «hablar francés? Nunca sabes cuándo tu habilidad o talento secreto será de inmensa utilidad.

¿Que cómo aminoro yo la ansiedad y la espera?

  1. Camino, me despejo.
  2. Escucho música nueva, trata de limpiar la intensidad con la que preparaste tu audición escuchando live sessions o unpluggeds. Notarás momentos humanos e imperfecciones, te sentirás humano de nuevo y disfrutarás de bonitos arreglos.
  3. Busco inspiración en imágenes, blogs y sobretodo en la naturaleza.
  4. Canaliza tu ansiedad en algo artístico. Dibuja, pinta. Expresa lo que sientes y transfórmalo (hoy usé plastilina y vaaaaaaya que fue lo máximo).

 

Si como yo, sigues en espera de ese correo o esa llamada. Calma, no te inquietes. Sé que hay muchas cosas que pudimos hacer exponencialmente mejor, pero ya no para la audición en la que estamos en espera. Esa ya fue. Levántate, estudia, prepárate. Nunca sabes qué puede pasar.

¿Recuerdas que hace unas líneas hablaba de la atemporalidad que existe respecto de los callbacks? Bueno, así me pasó en una audición (de las peores de mi vida) de las que pensé que jamás volvería a ver a la producción y lo que es peor, que ahora tendrían material para reírse (y quizás sí). La que menos pensé, la que critiqué tanto, lo prometo, salí diciendo «Dios mío, en este momento le escribo a mis amigos que han actuado para que me vayan recomendando algunos cursos»; fue la que me abrió la puerta a un proyecto padrísimo, del cual quedé, tuve callback y después la oportunidad de quedarme con el personaje (prometo esta historia para la siguiente).

En fin, me voy a dormir.

Obviamente ya hice double check con mis amigos para los callbacks. Sin novedades.

Obviamente checo el celular cada 5 min en espera del correo.

Pero también ya estoy pensando en más cosas para preparar para las siguientes audiciones, y terminando de escribir este post. Ánimo, espero nos veamos en los callbacks, o al menos en clase.

 

 

 

 

El alumno, el espejo y la vocalización.

Vocalización: Ejercicio de canto que consiste en realizar una escala de notas empleando una sola vocal o sílaba. «la vocalización permite controlar la regularidad y la calidad en la emisión del sonido»

 Pensemos en un día de entrenamiento en el gimnasio. Cada persona asiste para atender una necesidad específica: están los que quieren ganar masa muscular, perder peso, tonificar, fortalecerse como actividad secundaria a una disciplina. Para esto, es importante entender nuestro cuerpo, respetarlo y saber cómo podría sacarle mayor provecho.
Lo mismo con tus clases de canto.
Tus clases de canto no solo son un espacio donde puedas expresarte y cantar a todo pulmón tu repertorio favorito. Es tu área de trabajo y fortalecimiento. Literal, tu coach o tu maestro te dará ciertas rutinas, que deberás ejecutar en cada sesión con un objetivo. ¿Cuál te preguntarás? podrá ser para tu afinación, agilidad, colocación, potencia, reconocimiento de tus resonadores (o todas las anteriores). Y aunque es muy importante que tu maestro pueda proveerte de una buena guía, es igualmente valioso tu concentración en este proceso.
SI, leíste bien. Tu completa atención a lo que sucede durante tu sesión. ¿por qué? porque cantar es hacer consciente lo inconsciente.
Ahora, elaboraré un poco más mi análisis. Ya te había contado mi razón de tomar clases de canto, poder hacer con mi voz lo que yo quisiera (que ambiciosa). Así que mis días de clase consistían en lo siguiente: recuerdo llegar a una pequeña escuela, cerca de la zona de centrito valle, abrir una pesada puerta y subir unas escaleras cuyo piso estaba tapizado por una alfombra roja, llegar al segundo piso y entrar a un salón en donde encontraría un espejo sencillo de cuerpo completo, un banquito, el escritorio, mi maestro y su piano. A diferencia de lo que pudieras pensar, llegar a mi clase me provocaba un poquito de nervios. Sentía que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Al llegar, saludaba a mi maestro, entablábamos una pequeña charla para ir rompiendo cada vez más el hielo y después de las formalidades, mi maestro comenzaba a darme algunas instrucciones de ejercicios de vocalización. Y ahí estaba yo, sentada, tratando de replicar los sonidos que mi maestro emitía, preguntándome si me veía curiosa, preguntándome si estaba sonando tan mal como pensaba en mi cabeza (y en mis oídos) si acaso estaba haciendo caras raras o si inclusive mi nariz se veía mucho más grande de lo normal. Me preocupaba por todo, menos lo importante: lo que estaba sucediendo con mi voz y mi cuerpo en ese momento. Y claro, es entendible. Yo siempre he pensado que una clase de canto nunca es igual para nadie. Es que dentro del desarrollo de la técnica, realizamos una búsqueda experimental y subjetiva dependiendo de cómo vaya sensibilizándose cada persona.
En ocasiones, cuando no lo pensaba mucho y solo cantaba, notaba que mi maestro sonreía y me decía: “¡Perfecto! vamos a repetir ese lugar que acabas de encontrar. ¿Lo sentiste?” y en lugar de pensar en la retroalimentación positiva, pensaba en ¿De qué está hablándome? ¿Lugar? no puedo ver. No puedo ver mis cuerdas, no puedo ver nada de lo que estás hablándome. Solo puedo ver mi boca hacer los gestos más extraños, notar las mil caras que hago para poder hacer sonar una vocal “decente” a los ojos de mi maestro. Pensaba “No, no puedo repetirlo, o vaya puedo intentarlo pero no sé como vaya a salir” (aquí entraría mi frase favorita de Yoda: Do or do not. There’s no try). La verdad, es que en retrospectiva estaba haciendo el mínimo esfuerzo por involucrarme en mi clase (algo como cuando Andy Sachs hace el drama laboral de su vida porque Miranda Priestly no la quiere, y Nigel la hace ver que no estaba en realidad esforzándose por involucrarse correctamente en su trabajo al ser criticona y sintiéndose intelectualmente superior a la vida superficial de aquellos involucrados en la moda y demás aspectos que no analizaré ahora, pero que probablemente vea en estos días la película, porque es de mis favoritas).
Volviendo a mi historia, durante los 40 min que estaba ahí, admito que dejaba toda la responsabilidad a mi maestro y me conformaba con los últimos 10 min en los que podía cantar lo que yo quería (y luego todavía me preguntaba por qué no avanzaba o por qué no me salían algunas canciones). Hasta que un día, por fin el destino buscó que aprendiera mi lección: oficialmente recibí mi primera llamada de atención por mi falta de interés en clase. Sucedió algo así: misma rutina: saludo, plática amena, pasamos a los ejercicios, insistentemente se me invita a pararme frente al espejo para revisar la apertura de mi boca y mis vocales, específicamente la “o”. Ah la “o”, mi vocal que me dió tanta lata, que era enrollada, hacia atrás y algo engolada. Se me había pedido que acomodara mi “o” de forma adecuada a lo cual, dije que no necesitaba el espejo porque “QUE VERGÜENZA, tengo 22 años y claro que puedo hacer una vocal que aprendí en el kinder”; que no pueda controlar mi propio cuerpo sin ver, así que decidí hacerlo “bien”, hasta que el piano se detiene, el maestro eleva la mirada y me dice muy serio “No, ya te había corregido muchas veces y sigues sin hacerlo”. Admito que me congelé un poco. Tenía razón, no había estado esforzándome por pensar en la incomodidad del espejo, en la incomodidad de mi sonido, pensando en lo que “debería de ser” y de lo que actualmente no era y en consecuencia en lo que no se iba a convertir. Demasiados fantasmas en mi cabeza que no dejaban ponerme a trabajar.
Flashback, estoy frente al espejo, puedo notar el suéter verde esmeralda 3/4 (favorito de momento), bufanda de colores (recuerdo de mi intercambio en Francia) y que estaba usando lipstick (nunca lo hacía, gracias Tracy). Abrir los ojos un poco más y darme cuenta que lejos de cómo me veía, como en los Thundercats, no estaba viendo más allá de lo evidente, notaba lo superficial y no el verdadero trabajo que quería lograr. Estaba distraída por mis miedos e inseguridades, y aunque si, estoy frente a alguien que está guiándome, yo tengo que ayudarme al caminar. Pensaba, había llegado a ese lugar porque quería cambiar, quería aprender. Quería hacer algo diferente o podía dejarlo así, en la comodidad o realmente enfrentar lo que veía en el espejo, trabajarlo y ver que hacia dónde podría llevarme. Así que después de unas incómodas y graciosas sesiones frente al espejo, ahora la “o” es de mis vocales favoritas para vocalizar.
Ok, de regreso a clase; y eso, ¿para qué me sirve? Para desarrollar tu técnica. Para mi, la técnica es saber qué me sucede, poder tener la “libertad” de tomar decisiones vocales adecuadas y en consecuencia tener un control de mi instrumento. Traducción: hacer lo que tu quieras con tu voz (¡Tarán! mi objetivo principal desde un inicio)
¿Sé puede? La respuesta es: SÍ. Pero, dependerá de tu responsabilidad como alumno. He escuchado muchísimas quejas acerca de maestros que no “son buenos”. Y aunque puede ser muy cierto, creo que es muy importante que como alumnos, seamos conscientes de nuestra responsabilidad en el proceso, de incluirnos, preguntar, investigar, trabajar y de aprender a enfrentar algunos fantasmas puedan interponerse en nuestro camino.
Así que la próxima vez que estés en clase, decide si quieres solo vocalizar, cantar los últimos 10 min o trabajar áreas específicas. Deja que tu maestro te guíe, pero ve con ánimos de aportar y aprender.
¿Qué hice yo? Me cambié de carrera a medicina y tomé clases de anatomía (NOT). Pero sí investigué muchísimo de cómo es que funciona nuestro cuerpo y déjame decirte que es bastante sorprendente y muy bonito. Por ejemplo, aquí te dejo un video bien padre de cómo es la laringe y su rol (está en francés, así que doble aprendizaje para ti):
Por acá otro más a detalle de nuestras cuerdas vocales y conocer algunas en acción:
No le tengas miedo al espejo, es decir, no tengas miedo de ti. Te vas a sorprender bastante de aprender qué puedes lograr.
Nos vemos en clase.

¿Cómo puedo cuidar mi voz? Recomendaciones y Remedios

Si como yo, vives en Monterrey estarás habituado a los cambios extremos de clima, y no me refiero solo a los naturales, sino al entrar y salir una oficina, salón, aula o restaurante con una temperatura bajo cero para cambiar a un intenso calor; o que tal dormir con tu aire acondicionado en 17°, levantarte por la mañana con un poco de “inexplicable” ronquera, y claro manejar vida social, desvelos y trabajo. Todo esto considerando que estas en proyectos y tienes que tener tu voz al 100. La pregunta que siempre me hacen es ¿qué puedo hacer al respecto?
Conforme empiezas a cantar más, te irás dando cuenta que tu instrumento necesita de mantenimiento para estar saludable y en forma, así que aquí te dejo algunos consejos y mi forma favorita de preparar té cuando necesito extra-cuidado.
  1. Tener un Otorrinolaringólogo o Foniatra: Yo voy con otorrino y me gusta visitarlo por lo menos 2 veces al año, justo en cambios drásticos de estación: previo a la primavera para protegerme de las alergias y previo a los días fríos para revisar mis vías respiratorias. Muchas academias de canto y maestros te piden ir con un otorrino o foniatra una vez que inicias tus clases, para asegurarse que tu voz se encuentre en buenas condiciones y/o saber cómo trabajarla mejor. Recuerda, ¿cómo voy a desarrollar algo que no conozco? puedes buscar imágenes y videos de cuerdas vocales en movimiento, pero no hay nada más impresionante y divertido que ver las tuyas en acción. Recomendación: a todos nos puede pasar una gripe o una infección en la garganta, sin embargo no te automediques, busca ir con un médico general para atenderte y si ves que es recurrente tu situación, no dudes de ir con un especialista.
  2. Cambios de clima: Va muy de la mano del punto anterior. Insisto, vivo en Monterrey, una de las ciudades con mayor índice de contaminación y cambios extremos de clima, además de que padezco rinitis alérgica (como casi todos en en la ciudad), pero he aprendido a trabajar alrededor de eso y procurar mantenerme en un 100% (en mi caso porque es mi medio de vida y la parte especial que digo en clase: hay algo llamado huella vocal, no hay dos voces idénticas, así que si la voz de Jimena desaparece, no se volverá a repetir ¡cuida tu voz!). Recomendación: Para mi no hay intensidad en ser precavida, siempre estoy moviéndome, así que en mi carro procuro cargar algún suéter y en épocas de frío con alguna bufanda ligera que pueda protegerme de cambios bruscos de temperatura.
  3. Descanso: Aquí entra un poco la sección de “mitos y leyendas” hay personas que pueden dormir muy poco y estar en perfecta condición física y por lo tanto vocal, pero yo creo que mientras descanses el tiempo necesario que tu cuerpo ocupa para recuperarse, tu voz estará bien. Recomendación: dormir al menos 8 hrs diarias.
  4. Hidratarse: Súper importante. Dependiendo de tu rutina y el uso que le des a tu voz, necesitas mantenerlas hidratadas para que no se irriten/inflamen e impidan su correcta vibración. Recomendación: beber al menos 2 litros de agua al día y en especial cuando estés entre clases o ensayos.
  5. Alimentación: Aquí también aplica la sección de “mitos y leyendas” porque lo que para mi pueda no funcionar, puede que para ti sí; así que depende mucho de tu dieta. Normalmente antes de cantar me gusta evitar irritantes, chocolates y lácteos; procuro tener una dieta balanceada y lo que para mi es vital: no saltarme ninguna comida para evitar acidez estomacal o reflujo.
  6. Ejercicio: Si crees que no necesitas cardio, te equivocas. Algo de ejercicio es clave para estar saludable, descansar y sentirte mejor. Además al mantener tu condición física estable, mejoras el uso de tu aire, inclusive hay ciertos ejercicios que se recomiendan para cantantes (pilates, yoga, ejercicios calisténicos). Recomendación: Haz ejercicio, camina al menos 30 minutos al día y si quieres sentirte valiente, canta y camina a la vez, ¡procurando mantener cada nota!
  7. Entrena tu voz: Terminar vocalmente exhausto (ronco o sin voz) un proyecto no es normal o significa que diste lo mejor de ti. Ten cuidado, terminar sin voz significa que no nos preparamos bien para la carrera. Un cantante es considerado un atleta vocal, así que tomar clases de canto es como ir al gym, ayuda a mantenerte en forma, promover la flexibilidad vocal y descubrir nuevos aspectos de tu voz. Las clases te ayudarán para saber cómo atacar y colocar las notas de una forma saludable. Recomendación: Si no puedes ir a clases particulares busca opciones de integrarte a algún ensamble, coro o clases grupales. No dejes de prepararte.
Por lo general me gusta cuando estoy detectando un bajo rendimiento en mi voz, me gusta que se recupere naturalmente, así que procuro tomar té de jengibre. Te dejo aquí mi forma de prepararlo:
Té de Jengibre con miel de abeja y limón:
  1. Agua caliente (1 taza)
  2. 1 pedacito de jengibre natural (lavado)
  3. Miel de abeja
  4. 1 limón
Modo de prepararse: En una pequeña olla o pocillo poner a hervir 1 taza de agua con 1 pedacito de jengibre (de preferencia expuesto). Esperar a que el agua se torne amarilla y esperar un poco a que se enfríe. Servir en una taza endulzando con miel de abeja al gusto y jugo de limón. ¡Se debe tomar tibio! Alternativa: Si no te gusta el jengibre, el té de manzanilla siempre es una buena opción 😉
Nos vemos en clase.

¿Por qué empezar a tomar clases de canto?

¿Por qué empezar a tomar clases de canto? Bueno, en mi caso porque en una ocasión no obtuve un resultado favorable en una de mis audiciones para un concierto de la universidad (ósea, no quedé. Lo sé, shock y drama), pero en lugar de permanecer en el por qué, decidí buscar un cómo. Hablé con un amigo, que orgullosamente me compartió que tenía ya tiempo tomando clases de canto y estaba feliz de desarrollar su técnica vocal. Sonaba a algo que me gustaría tener, así que decidí ir.
En el momento en que mi maestro me abrió la puerta, me senté con algo de pena (osea mucha) en un banquito, frente al piano y en consecuencia frente a él. Me hizo algunas preguntas, que la verdad me sorprendieron: ¿por qué estaba ahí? ¿qué quería lograr? ¿si había tomado clases de canto anteriormente? ¿qué me gustaba cantar? y ¿si sabía cómo funcionaba mi voz? y cómo a tí te ha pasado, en algunas no supe qué contestar. Aquí haré una pausa: Cuando aprendes algo es importante entender qué es y cómo es que funciona. Tu voz, eres tú. Cargas con tu instrumento 24/7, y dependes del estado de ánimo, rutina, hábitos y cuidados para desarrollarlo al máximo; por lo tanto, mi primera recomendación es: atrévete a conocerte.
Me encanta compartir esta reflexión en clase: supongamos que recibes una llamada de una persona muy cercana a ti, inmediatamente reconoces si está triste, feliz, angustiado, etc. Esto porque has pasado el suficiente tiempo con esa persona para conocer sus matices de alegría o pesar, de susurros y hasta regaños. Conoces su voz y su capacidad. Te has vuelto en un maestro en descifrar crípticos mensajes con sólo escuchar. Bueno, eso es lo que hace tu maestro de canto.
Tu maestro irá poco a poco detectando las capacidades de tu voz, los momentos de estrés, de nerviosismo, de trabajo intenso, de libertad y sobretodo retroalimentar tu proceso de aprendizaje, ofreciéndote alternativas para aprovechar al máximo tu instrumento y brindarte de esa famosa técnica, así que no te preocupes. No te sientas tan agobiando por lo que dirá, piensa que está ahí para ayudarte y escuchar.
Claro que, como hablaba en mi post anterior, el hecho de hacer una actividad por repetición desarrollará algo positivo, pero es vital recibir una retroalimentación en el sonido que busques desarrollar. Todo se vale, mientras sea saludable y no comprometa tu arte. A lo cual va mi siguiente consejo, aquí hay algo clave respecto de encontrar al maestro ideal para ti que respete tu identidad, en quien quieras convertirte y te ayude en el proceso.
Siguiendo con la historia, el siguiente semestre decidí intentarlo de nuevo, preparé nerviosamente mi material y audicioné para el siguiente concierto. Esta ocasión logré entrar al proyecto como ensamble y en una oportunidad escalé como solista (ya te contaré esa historia luego). Lo importante aquí fue que, me di la oportunidad de trabajar mi voz y desde entonces, decidí no detenerme. Llevo casi 8 años de trabajar mi técnica, estudiar mi voz y mis capacidades. Si te lo preguntas, sigo yendo a sesiones de coaching, sigo preparando material para conciertos u audiciones (también sigo poniéndome nerviosa) y sigo conociendo increíbles maestros. Todo por darme la oportunidad de conocer mi técnica vocal. Espero tu también te atrevas a dártela.
Entonces ¿por qué empezar a tomar clases de canto? Te dejo esta pequeña reflexión que nos comparte la increíble Joyce Didonato: “No busques recrear lo que funcionó, analiza el proceso por el que pasaste para crear ese resultado, si vas directamente al resultado no funcionará, podría ser pero sería suerte no técnica. Es el proceso lo que importa”.
¡Nos vemos en clase!
Scroll Up